Desesperanza fortuita.

domingo, 26 de octubre de 2008

Con la ironía de no verte y de encontrarte en mis sueños, sufro cual arma nueva su destino fatal: el de herir otros mortalmente. Por eso he de encontrarte solo en mis sueños, solo en los sueños de una marioneta del destino.


¡Dime donde estas designio fortuito! ¡Dime donde escondes de mi tu faz para arrancártela a gritos, a llantos! dime donde te escondes y arrebatas de mi la dicha… de tu benevolencia destino ingrato, pues no concibo pensamiento en mi delirio, no concibo si no pesadillas, pues no encuentro cura para esta alma solitaria, para un amor fatuo no correspondido ¡dime donde estas para espantar esta melancolía!.

La Bienvenida.

miércoles, 8 de octubre de 2008


Encubábamos en el hospital los pequeños bebes inmaduros como para subsistir. Generalmente se veían frente a la enorme pantalla de cristal cientos de ostros iluminados mirando a las pequeñas criaturas en sus camitas de acrílico.

Generalmente para las que veían allí postrados el fruto de su vientre tratando de luchar por mantenerse con vida, su mirada era un haz de fuerzas e incentivadores gritos de esfuerzos para sus pequeños, para los mirones que merodean por los pasillos, solo bebes, para los padres era simplemente una "chochería" mirarles, pero para mi, más que un milagro de vida, simplemente, era mi trabajo darles la bienvenida a dichos pequeños.