La Bienvenida.

miércoles, 8 de octubre de 2008


Encubábamos en el hospital los pequeños bebes inmaduros como para subsistir. Generalmente se veían frente a la enorme pantalla de cristal cientos de ostros iluminados mirando a las pequeñas criaturas en sus camitas de acrílico.

Generalmente para las que veían allí postrados el fruto de su vientre tratando de luchar por mantenerse con vida, su mirada era un haz de fuerzas e incentivadores gritos de esfuerzos para sus pequeños, para los mirones que merodean por los pasillos, solo bebes, para los padres era simplemente una "chochería" mirarles, pero para mi, más que un milagro de vida, simplemente, era mi trabajo darles la bienvenida a dichos pequeños.